Ternera o buey, lo que más nos guste. Yo prefiero el buey y si es posible que lleve unos días en la cámara de frió.
No debemos pensar que la carne que consumamos, debe haber sido sacrificada el mismo día en la que la vamos a consumir, de hecho, la carne de un animal sacrificado se va ablandando según pasan los días y adquiere algunas virtudes de las que carecen otros sacrificados más recientemente, pero eso os lo explicaré en otro momento y vamos ya con la receta de cocina.
- 600 gramos de solomillo fileteado
- 3 chalotas
- 200 gramos de champiñones
- 1/2 litro de caldo de carne
- 40 gramos de harina
- 200 mililitros de nata liquida (35% de grasa)
- 1 cucharilla de mostaza antigua
- 8 cucharadas soperas de aceite de oliva
- 1/2 limón (zumo)
- Perejil para decorar (unas hojitas)
- Sal y pimienta
Antes de nada, tenemos que cortar en trozos los filetes de solomillo, que habremos pedido en la carnicería lo más finos posibles. Lo fácil es cortarlos en cuatro partes.
Limpiaremos los champiñones y los reservaremos, después de filetearlos.
Con la mitad del aceite saltearemos las chalotas muy picaditas y antes de que doren demasiado, añadiremos la harina. Tostaremos la harina sin dejar de remover y a fuego medio, hasta que adquiera un color como el de la canela y le agregaremos el caldo en ese momento.
Coceremos durante 20 minutos, sin subir el fuego.
Añadiremos los champiñones, el zumo de limón y la mostaza, manteniendo la cocción 3 minutos.
Por otro lado, saltearemos la carne, en una sartén muy caliente, con el resto del aceite. Durante el tiempo preciso, para que esta tome color y salpimentaremos ligeramente.
Agregaremos la carne a la salsa con la nata liquida y lo cocinaremos otros 5 minutos sin dejar que llegue a ebullición.
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