De cuando en cuando, nuestros paladares, más que nuestros bolsillos, nos piden que gastemos algo de dinero en satisfacerlos.
Si no es con frivolidad, yo soy el primero que disfruta de platos en los que, aunque me algo gaste más, la materia prima sea de calidad.
Por su puesto, no se puede comer solomillo todos los días, pero darnos pequeños caprichos, hace que la vida merezca la pena. Estoy seguro que comer bien y disfrutar con la comida, es una de esas cosas que nos hacen más felices.
- 4 solomillos de 200 gramos
- 50 gramos de foie-gras
- 50 gramos de queso roquefort
- 400 centilitros de nata liquida
- 1/2 vaso de cava brut nature
- 1 cucharada sopera de cebollino picado
Pasaremos por la plancha los solomillos, dejándolos un pelín crudos para nuestro gusto, ya que se terminarán de hacerse en la salsa.
Los solomillos deben salarse cuando les demos la vuelta para que no pierdan agua y se nos queden resecos.
En una sartén honda, pondremos el cava (un Codorniu o Freisenet, nos valdrá) con los solomillos, dejando reducir el caldo un par de minutos.
Retiraremos la carne y en el jugo resultante, pondremos la nata, el foie-gras y el queso roquefort, removiendo, para que todos los ingredientes amalgamen y formen la salsa, que debe tomar un color beige claro, que oscurecerá un poco al agregarle la carne.
Terminaremos el plato, cocinando los solomillos en la salsa, hasta que esta espese.
Salpicaremos con el cebollino y serviremos bien caliente.
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